jueves, 14 de abril de 2011

Bruma asesina

Es triste decirlo, pero vivo en una tierra tan extraña que en ella el sol jamás ilumina. Un lugar en donde las nubes grises se apoderan del cielo y parecen percudirlo, ocultando todo rayo de luz que intenta emerger.
En las noches jamás aparecen luna ni estrellas en el firmamento. Solo nubes cada vez mas oscuras que se mueven a lo alto como una bruma asesina, dispuesta a aniquilar los sueños de quien busque respuestas en el infinito.
Lo mas difícil fue aceptar que vivir en este horrendo lugar me estaba matando de a pocos. Sabía que si continuaba me seguiría perdiendo de atardeceres perfectos, cielos azules de nubes de algodón y paisajes de aquellos que solo sirven para alimentar el alma.
No podía quejarme, la vida me sonreía. Tenía un buen trabajo y ganaba aún mejor. Una linda chica se preocupaba por mi y me brindaba su calor todas las noches. Junto a ella tenía planes que me hacían pensar que me encontraba cerca de la felicidad total que tanto anhelaba.
Pero no me sentía conforme. La mayor parte del tiempo no sonreía. Mi pelo flojo se desprendía fácilmente y adornaba gran parte de mi bañera. Me quejaba al levantarme por tener que disfrazarme para trabajar. Al salir temprano, odiaba el color plomizo y vomitivo que alumbraba la calle en el alba. Detestaba sentarme en el mismo escritorio todos los días. Además de la sonrisa burocrática e hipócrita de mi jefe que solo tenía dos fines: Vernos como bestias de trabajo y hacer que el estúpido capital siga creciendo.
En pocas palabras, sentía que moría en silencio. Como si no encontrara claridad a pesar que todo era claro. Sabía que con el tiempo, escapar de aquella rutina se volvería cada vez más tediosa y difícil.
Buscaba respuestas en el cielo en la mañana, por la tarde y en la noche. Pero sentía que aquel gris plomizo se apoderaba de mis ganas de continuar. Mi mente ya no imaginaba, solo deseaba que transcurran el tiempo y los días.
Temía buscar salidas porque ya no era un niño para jugar con la vida si ya estaba encaminada.
Y es que eso le estaba pasando a mi vida, mis ideas antes claras y en búsqueda constante de felicidad, se habían infectado de aquella bruma asesina que bañaba las nubes de su nauseabundo color. Estaba a punto de empezar una nueva etapa con la que ya no podría luchar sino escapaba de ese lugar, de esa rutina desastrosa. El momento que jamás nadie espera, pero que llega en un parpadeo fugaz. La triste y lenta marcha hacía la muerte.

3 comentarios:

MaReLi dijo...

Nosé como luego de leer y seguir tanto este blog que admiro y busco todos los dias, igual me siguen sorprendiendo los párrafos de texto crudo y real, admiro muchísimo el nível de creatividad y el poder que tienes de expresar exactamente lo que en realidad a la mayoría nos pasa. Impecable como siempre, mi admiración por este blog solo tiende a crecer cada dia más.

Gino Cassini dijo...

Gracias por tus palabras mareli, es un gusto que sigas llegando por aquí a husmear que ideas intoxicadas propala mi hastiado cerebro. Sigue viniendo, yo prometo intentar escribir. Siempre hay un lugar en este humilde espacio para los soñadores que buscamos decir con palabras lo que parece no poder expresarse con ellas.

MaReLi dijo...

Ginoooo.. volvé!! Extraaaño tus textos :(