martes, 17 de mayo de 2011

Estado de Gracia

Es raro como el clima afecta en el humor de las personas. Normalmente el cielo azul nos trae esperanzas y nuevos retos. La lluvia con su efecto soporífero clama por encerrarnos en su letargo. Las nubes atraen la melancolía y la tristeza, y el frío al cansancio.
En mi caso, el clima suele llevarme por estados a los que no encuentro razón. Porque no afectan de forma directa mi animo. Solamente me pausan y me convierten en un ser sin emociones, donde indiferencia es el termino mas adecuado a utilizar para explicar ese inalterable sentimiento.
Es así que ciertas veces me encuentro en un estado de gracia. En donde las cosas que suceden a mi alrededor no me afectan. El viento no sopla suficientemente fuerte como para enfriarme, y el calor no es tan potente como para hacerme sudar.
Es un estado letárgico en el que las personas que caminan alrededor dejan de existir. La mirada firme sobre el horizonte hace que mi mente quede en blanco. Todas las ideas tristes y las felicidades sublimes se esfuman de mis pensamientos de modo fugaz como el humo del tabaco.
La angustia desaparece y así ocurra una guerra o brutal catástrofe, dejo de interesarme. El bien de los otros y las enseñanzas religiosas que me fueron enseñadas repetitivamente durante años, suenan a esperanto.
No persigo el dinero ni el poder, solo suplico la paz en mi interior para destruir y eliminar las banalidades que me intoxican con el día a día. Olvido los conflictos que acosan a la sociedad. Intento aprovechar ese estado superior y opto por acostarme en la yerba alta de los campo y dejar que el viento tenue me sople el rostro mientras lleno mis pulmones con su tibieza.
Y tan solo quedarme allí recostado, sin pensar ni dudar. Festejando en silencio esa increíble manera que me brinda la vida de olvidarme de ser humano por fin y entender la verdadera forma de comprender lo que es vivir en paz.

No hay comentarios: