martes, 29 de abril de 2008

El Perdedor de Tesoros


Algunas veces me pregunto ¿Donde quedaron todos aquellos tesoros que fueron extraviados por las cuestiones del azar en el pasado? y divago acerca de como seria si aun fuesen capaces de ser míos a pesar del tiempo aunque jamás tome una pala, el detector de metales o el uniforme de buzo para recuperarlos.
Se nos enseña que para encontrar tesoros se debe trabajar en días nublados y de sol, sin intentar conocer el resplandor de cada persona que es capaz de quitarnos todas las dudas con una sola mirada, nos dedicamos a conocer su forma pero no su fondo. Escapamos de nosotros mismos y eso no nos deja reaccionar ante situaciones adversas como es debido y a cambio nos rodeamos de silencio y nostalgia.

Siempre existen días donde todo cambia aunque sea momentáneo. Salimos en búsqueda de aquellos tesoros extraviados en este mar de gente y optamos por llenarnos de su brillo sin par, aunque estén ocultos, nosotros somos felices de bucear en su pasado y dejar que el presente haga un mejor futuro gracias a ellos y su sabiduría en forma de silencio.

Obtener la pureza de su brillo, la riqueza en un cofre lleno de ansiedad por compartir y luego cuando somos capaces de tomarlo como nuestro solo dejamos que la vida nos fulmine con la verdad: el ser humano siempre será un buscador de tesoros, un eterno soñador que jamás se conformara con buscar y encontrar, porque seguirá buscando.
En cambio yo soy un perdedor de tesoros, un simple arlequín de la vida que espera con el corazón en la mano quien sea capaz de encontrar la llave de un cofre lleno de los tesoros que encontró indagando en el camino y fue guardando junto a su pecho y entrañas para solo compartirlo con quien sea capaz de tomarlo como suyo durante la eternidad.

jueves, 24 de abril de 2008

Intrucciones para apagar la Luz

La luz es un elemento extraño e imperecedero, que se encuentra con nosotros desde el principio de todo y nos demuestra que es debido a ella que el humano puede seguir su curso en la vida.

Si es de día, apagarla será más complicado, porque es necesario buscar algún lugar falto de luz para hacer que la iluminación de los rayos solares no influya en la oscuridad obligatoria que da la ausencia de la misma. En este caso las cosas se complicarían si no conseguimos algún lugar que nos permita refugiarnos del insolente sol. Por lo tanto es necesario encontrar el modo de esconderse o buscar algún material resistente y opaco que permita tapiar las corrientes de luz que hacen circular la claridad en la locación que se este.

Es necesario ser meticuloso en este asunto, tapiar una ventana no es algo tan simple, es mas que todo un desafío a la naturaleza lograr extraer toda la luz diurna que nos brinda el sol mediante métodos poco convencionales, para así, al fin, lograr la oscuridad total.
En el caso que sea de noche, la complicación varia dependiendo del estado en que se encuentre la Luna, si es llena, sin duda el lograr la ausencia de luz será un suplicio, pero si esta se encuentra oculta o menguada, no nos causara un gran problema lograrlo.
Es así como podemos jugar a ser Dios, dándonos y privándonos del elemento que nos hace poder interactuar con nuestro entorno, aquel que nos permite desarrollar nuestra vida sin tropiezos y logra hacernos seguir adelante. La única que nos permite reconocer, diferenciar y segregar. Para conocer a alguien, primero hay que verlo; para apagar una luz, primero hay que prenderla. Normalmente y en estos casos la prefiero apagada.

viernes, 18 de abril de 2008

Aurora Borealis


Desde que tuve uso de razón siempre supe que seria preferible perseguir los vaticinios que me brindara la naturaleza a seguir a la masa poblacional inerte que solo sabia decir si o no, pero jamás luego de un porque.
Estos vaticinios a pesar que eran difíciles de entender, lograban persuadirme de seguir a la mandada acéfala a la que por algún tiempo, sin saber, pertenecí. Pero luego abrí los ojos y al siempre preguntarme cosas que no tenían pies ni cabeza y reconocer la diferencia entre cada uno de los que cohabitaban esta manada llamada sociedad, decidí que todo tendría que cambiar al fin de rumbo.
Cansado de reconocer arco iris repetitivos y finitos, de apreciar sin ganas atardeceres donde las nubes luchaban con el sol que jamás aparecía, decidí partir al norte y vagar tanto como fuese posible, hasta encontrar la luz sonrosada que precede al crepúsculo y lograr comprenderla.
Cruce cuestas, valles, ríos, lagos, nubes, países y mundos para llegar a mi destino. Para conocerlo, antes de partir, tuve una premisa, algún vaticinio tendría que existir para que lo logre encontrar mi lugar deseado, era necesario que escape de la monotonía y que el amanecer me muestre su máximo esplendor. Por eso seguí caminando por cuestas, valles, ríos, lagos, nubes, países y mundos hasta el día que empezando a perder las esperanzas el ámbar, verde, violeta y morado , fusionados y formando una especie de remolino cósmico , se interpusieron en mi camino con instrucciones precisas para mi nueva vida. Un paraíso de sentimientos multicolores adornaban mi cuerpo con su replandor, el universo al fin se manifestaba con su mística forma de impresionar y me brindaba el vaticinio que tanto busque en este camino de cambio.
Estaba allí parado sintiendo las lagrimas recorre mi sonrisa, la emoción hizo que entendiera un amanecer boreal y junto a la Aurora que todo lo sabia. Ese fue mi lugar por milenios, hasta que terminó y ya no tuve que regresar caminando por cuestas ni valles, no tuve que seguir buscando mundos que me permitieran ser feliz. Solo aquel espectáculo temporal me dio el empujón que faltaba para comprender porque fue que partí, simplemente para lograr comprender a aquella manada de la que escape hace tanto tiempo.

viernes, 11 de abril de 2008

¿Para que escribo?


Es casual no saber como empezar pero es causal seguir escribiendo para encontrarlo. Caminar en círculos es un pecado para muchos pero una bendición para aquellos que aun creen en el silencio como premisa. Muchos hablamos porque estamos la mayor cantidad de nuestro tiempo agazapados en nuestras madrigueras pequeñas pero acogedoras. Disfrutar de la fragilidad en nosotros mismos se nos hace imposible pero las madrigueras son capaces de interpretarla y tratarla como suya para hacernos olvidar las penas sagradas que nos persiguen como alguna clase de hedor eterno.
Soy feliz de no complicarme con frases poéticas que nadie entenderá pero es necesario hacerlo. Escribo durante horas y solo notan lo que no hago. Si no lo cuento, muchos pensaran que vivo de antidepresivos y que piensen lo que quieran.
Siempre preferí el descampado a la ciudad, los deportes individuales a los grupales y mi felicidad a la de los demás. Recorro millones de miradas al día para comprender que sigo escribiendo porque no me gustan los limites lógicos, porque sigo escapando de la normalidad para embadurnarme día a día de una magia ilógica, irreverente, utópica y omnipotente que me permite intentar comprender cada mirada de muchas que se me cruzan con el pasar de los días tan solo escribiendo en el papel.
¿Para que escribo si nadie me lee? Para lograr entender, comprender y plasmar cada esquina del pensamiento y llegar al punto de partida que no recordamos, a donde vamos y donde todos somos uno, justo antes de nacer.

martes, 1 de abril de 2008

El nacer de la melancolía


Somos una especie que busca siempre y cuando encuentra vuelve a buscar. No somos capaces de entendernos ni a nosotros mismos, nos enamoramos y caemos en ello tantas veces que solo así logramos darnos cuenta tarde que es preferible no caer. Siempre todo va y viene, la melancolía empieza en la felicidad y la felicidad esta hecha para la melancolía.
Tantos intentos por lograr una vida mas feliz traen siempre a colación una gran caída, mientras mas felices seamos la caída se sentirá mas, la melancolía vendrá a envolvernos con su manto entristecedor y lograra separarnos en dos hasta que volvamos a encontrar la alegría que nos brinda el supuesto amor.
Las decisiones distintas y subjetivas de las personas hacen que entre ellas no logren comprenderse por el poco vínculo que las une. La necesidad de estar protegido es un emblema de la humanidad, es lo que nos da la razón a diferencia de los animales. Nosotros nos unimos por temor a la vastedad del universo, para afrontar el destino indistinto con apoyo y para olvidar la magia que deberíamos de conocer para lograr brindarla ilimitadamente a los demás sin apresarlos en idilios ficticios.