jueves, 17 de diciembre de 2009

Mensajes sin contestar


Lo ví revisando su celular una vez más. Lo había hecho cada dos minutos desde hace una hora, y esa era la misma cantidad de tiempo que había esperado por mi café.
En su mirada perdida se notaba la mas pura nostalgia. El tipo se veía necesitado de ayuda. La tristeza lo había vuelto presa de su doloroso modo de comunicarle que la soledad había llegado a su vida. El seguía revisando su celular, esperando un mensaje, una llamada o tal vez cualquier llamada que lo sacara de la soledad en la que se encontraba y que le dijera ¿Nos vemos hoy?. Pero el ingrato aparato no sonaba y la impaciencia iba transformando la cara de nostalgia de aquel triste mozo, por la de enfado.
Demoró tanto en servirme el café, que cambie de opinión sin decirle nada y decidí ir a la barra.
Sorbía una cerveza ahora frente al cantinero y me quedé mirándolo con paciencia. Me puse a pensar en cual seria el verdadero motivo de su taciturno actuar. Recordé sin quererlo mis momentos de soledad en lugares donde no conocía a nadie. Me ví buscando en mi celular números que no existían para finalmente saber si en realidad había alguien que se preguntara que era de mí. Pero luego de tanto tiempo solo, llego el momento en que entendí que iba a seguir así, visitando bares, ocupando bancas en el parque o mirando atardeceres que regresaban a mi trayendo extraños pensamientos de felicidad y melancolía.
Terminé mi cerveza, todavía con las ideas confusas y empecinado en saber porque me fijé en el actuar raro de aquel mozo que tanto demoraba. Voltee curioso a ver si el tipo seguía en lo mismo o si se había acordado finalmente que le había pedido un café.
El café humeaba en su bandeja justo cuando su celular vibró. Era un mensaje. Sus ojos se abrieron como dos girasoles buscando el sol. Sus manos, que llevaban el café con mucha firmeza, ahora lo derramaban ante los nervios. Se detuvo y con las manos casi temblando abrió el aparato con el rostro repleto de esperanza, como si hubiese encontrado un cofre lleno de tesoros. Recorría lentamente con la mirada lo que decía aquel mensaje. Cuando acabó, solo atinó a esbozar una sonrisa entre lágrimas y beberse de un sorbo el café hirviendo que le había pedido. Luego, fuera de si, lanzo con furia el celular y fue tan justo, que el aparato terminó debajo de mis pies.
Recogí el artefacto. Presa de mi gran curiosidad no pude evitar ver la pantalla que aún tenía el mensaje que había recibido. Por un instante creo que entendí su locura de necesidad y fui parte de toda la tristeza y la ira que se veían acumuladas en su rostro, esperaba una señal que le devolviera la vida y en vez de eso había un simple recordatorio de pago de la compañía telefónica.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El ánimo de destacar

Manejaba en mi pequeño auto por el turbio tránsito de las 6 de la tarde, la hora en que los trabajadores salen despavoridos de sus oficinas intentando escapar del tumulto y el nauseabundo tránsito, para al fin descansar de la repetitiva rutina laboral.
Sin duda, la tensión inigualable que se puede sentir al conducir a esa hora, solo es comparable a la tortura china de la gota de agua en la frente. Cada semáforo, es como una gota más que cae, lenta y repetidamente en la frente. Cada bocina, la repetición inacabable y vomitiva de la gota que no se detiene y va empapando los ojos para crear tanta incomodidad, que logra volvernos locos.
Por un momento, dejé de pensar en conducir para interesarme en la música y así olvidar la tensión que me atacaba. De pronto, un gran ómnibus apareció al lado, quitándome agresivamente el paso, justo cuando la luz se ponía en rojo.
Esperando que cambie a verde, y ante el regreso inmediato de la tensión, me pregunte, mientras lo miraba indignado ¿Por qué situarse cerrándome el paso? ¿Por qué simplemente no se quedo al lado y espero su turno para avanzar?
No llegue a ninguna respuesta coherente, pero en el fondo sentí como intentaba aprovecharse del tamaño de su auto para intimidarme. El desadaptado plantó el bus que manejaba frente a mi pequeño auto para quitarme el paso sabiendo que el gran tamaño me intimidaría, que yo no intentaría luchar con esa mole de metal, porque saldría perdiendo de todas formas. Luego de unos instantes, cuando me calmé, comprendí que eso no era una situación de intimidación para quitarme el paso, sino las ganas de destacar.
Me di cuenta que estamos estigmatizados con la idea de destacar, el problema con ello es que muy pocos buscan ser reconocidos por sus propios meritos. Es extraño, porque si nadie nos dice o hace entender que somos algo especial, nos sentimos inútiles y perdidos porque no se nos da el reconocimiento que creemos merecer.
Es interesante ver que la imposibilidad de lograr el reconocimiento, hace que sin querer, busquemos la forma de ser vistos o que nos presten atención. Los niños lloran más o golpean a otros para ser el centro de atención. Las mujeres no quieren ser muy altas, pero usan tacos inmensos para ser vistas. Los hombres buscan destacar burlándose de otros para lograr la atención de las mujeres.
A veces pareciera que todo este ciclo de situaciones en las cuales se intenta destacar e impresionar, empieza y termina con el estúpido conductor que estaba a mi lado cerrándome el paso ese día con su gran ómnibus en la insoportable hora punta.

martes, 17 de noviembre de 2009

Cuestiones de piel

El verano cada vez esta mas cerca, y cada vez que eso ocurre, veo el rostro de alarma de la gente. Cuando en sus caras se ve la necesidad de recurrir al sol para no avergonzarse de su color, comprendo que tenemos una fijación enfermiza con la piel. Empezando porque utilizamos la de los animales como abrigo, para decorar paredes y pisos, y hasta en la comida. No nos interesa extinguir razas o destruir el ecosistema mientras veamos saciados nuestros impulsos.
Es extraño porque tampoco aceptamos el color de nuestra propia piel. Cuando la piel es muy blanca, quieren oscurecerse; cuando es muy oscura, quieren ser mas blancos. No sabemos realmente lo que queremos y es por eso que buscamos el modo mas oscuro y ridículo de sentirnos bien con nosotros mismos. Cuando eso sucede, nos asoleamos para vernos mejor, para llamar la atención o para que otros nos miren con mejores ojos.
Existe un problema que no podemos combatir: destruimos nuestra única envoltura para aparentar ante los demás un poco de belleza o para engañar a nuestros ojos con nuestro nuevo y fugaz color. Nos importa más que nos digan "que lindo bronceado" que en proteger nuestra piel como deberíamos, sabiendo que si seguimos así, en el futuro las nuevas arrugas, las manchas y los cirujanos serán situación interdiaria.
La piel es nuestra máscara y nuestra envoltura. Es la que hace que nuestros órganos vitales sigan unidos. La que nos muestra el camino de la vejez. La que esta en contacto directo con nuestro alrededor y también es nuestra bandera de presentación ante los demás.
Tiene la infinita virtud de permitirnos sentir el delicioso tacto, a tal grado que es capaz de erizarse y exitarnos con tan solo un roce o un beso; pero aún así no la apreciamos, y sigue interesandonos más el que dirán, a nuestra salud.
La mujer utiliza cosméticos para verse más bella. Pero la mujer más bella es aquella que no necesita de artilugios para verse así. Con la piel ocurre algo muy parecido. Una mujer bronceada es un deleite visual y exótico, pero una mujer sin broncearse también lo es, todo depende del estilo con que lleve su blancura y de la belleza que irradie por sentirse bien así, sin necesidad de artilugios.
Entonces me pregunto, ahora que se acerca el verano y casí no hay capa de ozono que nos proteja. ¿Seguiremos teniendo esa fijación enfermiza con la piel? Me lo intentaré responder cuando camine por la playa y vea recostadas junto al mar a la infinita cantidad de mujeres en sus minusculos bikinis, compitiendo por tener un perfecto bronceado y aparentar belleza por unos días, para seguir haciendo que su piel siga perdiendo la juventud que añorarán, sobretodo cuando la vejez las sacuda antes de lo que la esperaban.

lunes, 9 de noviembre de 2009

¿Qué es malo?

Adriana tiene dos años, jamás la escuche decir una palabra completa y por primera vez me gritó con el ceño fruncido, los ojos deshorbitados y mostrandome sus pequeños dientes de leche: !MALO!. Yo me reí de inmediato por el modo tan viceral en que lo dijo y la expresión de odio y enojo en su rostro.
Ella no sabía el motivo por el cual lo decía, pero parecía como si conociera completamente su significado.
Tal vez escucho decir esa palabra a sus padres o a algún familiar, y ante la reacción inesperada que causó, decidió repetirla a ver si ella también podría lograrla.
¿Cómo una niña de esa edad puede saber el significado de maldad si no la ha vivido? ¿Nacemos conociendo la noción de maldad o la aprendemos cuando el odio irracional nos invade?
A la mañana, luego de pensarlo hasta en sueños para encontrar una solución, me di cuenta que lo que para unos era malo, para otros no lo era. La forma de entender la maldad es subjetiva; cada uno tiene su propia forma de entender lo malo y lo aplica en su vida por puro instinto, sin darse cuenta.
Nacemos con lo que nos enseñan. Si nuestra familia es chismosa, para nosotros el chisme no será malo. Si nos han enseñado a comer con la mano, comer con cubiertos será lo que esta mal. Repudiamos al chismoso si odiamos los chismes, pero cuando ese chisme nos beneficia, olvidamos el odio y somos felices con lo que nos cuentan. !Qué extraño es ese sentir de ambivalencia del ser humano!
En todo a nuestro alrededor existe cierto grado de maldad, pero todo depende de los ojos con los que se mire esa maldad. El capitalista que cree que el comunista es malo porque la idea de igualdad es utópica. El comunista cree que el capitalismo es malo porque deshumaniza al hombre y le pone precio a todo. Así también ocurre con la religión, el sexo, los celos, el machismo y el feminismo. Es decir, cualquier forma de pensar distinta a la que nos enseñaron o que aprendimos y nos disguste, sera la mala. Sobetodo si no aprendemos a entender las diferentes formas de pensar.
Es clara la rigidez de pensamiento que tienen muchos y que no les permite ni deja comprender lo que las personas piensan. Dicen eso esta mal, sin siquiera preguntarse el porque. Podría ser porque a las personas solo les gusta juzgar, o tal vez simplemente sea que muchas personas aún siguen teniendo la misma edad mental de la pequeña Adriana.

martes, 20 de octubre de 2009

Desvarío en el tiempo

No era raro ver a mis padres reír juntos a carcajadas. Papá solía tener una personalidad magnética y divertida, capaz de sacarle una sonrisa hasta al rostro más parco. Su ojos de un negro tan profundo como una noche sin luna ni estrellas, destilaban bondad y seguridad en cada mirada. Las personas quedaban embelezadas cuando lo escuchaban hablar y reían cuando soltaba alguna de sus elocuentes ocurrencias. Mamá adoraba sus bromas, era siempre la primera en celebrarlo. Lo escuchaba atónita como si fuera parte de ella la que hablara.
El trabajo para Papá siempre estuvo en segundo plano y por eso decidió poner su taller en el sótano de casa, para así poder ver a Mamá cada vez que quisiera. A pesar que era el mejor relojero de la ciudad, hacia su trabajo sólo para cumplir con sus compromisos y traer dinero a casa. Pero Mamá murió y dejo de ser el mismo de antes.
Haber perdido a la mujer de su vida de modo tan imprevisible, lo transformo totalmente. El odio y la inseguridad se apoderaron de su mirada perdida. No volvió a reír y aún menos le importó hacer reír. De pronto se sumió en la mas triste realidad, en donde el silencio y la soledad terminaron por convertir a un hombre distinto y feliz, en una maquina triste de trabajo. Parecía como si la muerte de Mamá hubiese desaparecido al hombre distino, esposo perfecto y padre ejemplar, dejando solo al relojero enfermizo e incansable.
Su trabajo se volvió su nueva vida. Sus dias transcurrian entre pernos, engranajes y resortes. Se encerraba en el taller durante horas y a veces días, y sólo subía cuando tenía hambre, o si necesitaba algún libro sobre relojería de la estantería de casa.
Su encierro hizo que nos distanciáramos cada vez mas, porque pasaba su tiempo encerrado en el sótano intentando componer relojes vetustos e inservibles, o porque a mi no me interesaba mantener una conversación con alguien que actuaba como si estuviera muerto en vida y que solo me traía tristeza y amargura. Por eso decidí que era momento de independizarme y hacer mi vida solo.
Hace algún tiempo que Papá no aparecía por casa. Es raro que viniera de visita justo cuando las campanas de la Iglesia marcaban las doce del medio día. Él suele aparecer en ocasiones especiales como mi cumpleaños o navidad. Así que al verlo desde la ventana, con un reloj de pared en la mano, sentí infinita curiosidad por saber el motivo de su visita, una curiosidad parecida a la de un niño esperando que se haga navidad para abrir sus obsequios.
Mientras bajaba las escaleras para abrirle, pensaba en la inquietud del rostro de mi padre, parecido al que mostraba cuando salía de su taller al haber terminado el arduo trabajo de componer un viejo reloj; y en que haría llevando un reloj de pared entre las manos. Jamás lo había visto con un objeto como ese y hace mucho no le veía el rostro tan inquieto. La curiosidad hizo que acelerara el paso y llegara sudoroso, tras bajar los 5 pisos que llevan de mi cuarto a la salida, a recibirlo.
Lo salude parco y resentido. Dejarme de lado por sus relojes hizo que mi orgullo en su contra creciera tanto como para disipar toda la efusividad de mi. Él en cambio, como no ocurría desde que murió mama, me abrazo con la pasión de antes, la pensé había perdido. No intercambiamos palabras mientras volvíamos al departamento. Yo andaba sumido y confundido en mis pensamientos y mi padre en una extraña alegría junto a su gran reloj.
Subía las escaleras delante de él, y el reflejo del sol entrando por el ventanal me mostraba su sombra. Papá subía mirando a su reloj de pared y no a las escaleras. Esto, por cierto, hizo que mi curiosidad, que no es poca, me hiciera acelerar el paso para llegar lo antes posible y saber a que venia con tanto apuro.
Cuando llegamos, se puso a mirarme detenidamente, como lo suelen hacer los padres luego de no ver a sus hijos por un buen intervalo de tiempo. Sin decir nada, puso el reloj en la mesa del comedor. Me acerque a mirarlo y noté que se encontraba detenido. Antes de decirle mi obvia acotación, pude notar su belleza incomparable. Se veían todos sus infinitos y dorados engranajes a través del cristal que lo sellaba. Las agujas tan perfectas como la mirada de un ángel; e igual de doradas y brillantes que los engranajes. Los números que marcaban las horas eran de bellas esmeraldas talladas a mano. Lo que más me llamó la atención fue el calendario, que se encontraba en la parte baja del reloj. No me fijé en el por su gran belleza ni por la perfección con la que había sido hecho, sino porque había quedado grabada como ultima fecha el día en que murió mi madre. Era tan perfecto que no parecía una persona de este planeta.
- Papá, ¿Que es esto? ¿Que haces con un reloj que no funciona?-
- Aunque no lo creas- me dijo mientras me miraba con cara de asombro. - Este reloj es del siglo trece. Es uno de los primeros relojes de cuerda que se hizo. Míralo.-
Abrió la manecilla para darle cuerda, la giro unas cuantas veces y apenas la cerró, empezó a funcionar. Pero algo particular pasaba con este reloj. Sus agujas no avanzaban hacia la derecha como cualquier reloj, estas iban a la izquierda, en sentido antihorario.
- ¿Esto es lo maravilloso? ¿El reloj funciona al revés?
- Paciencia, todo a su momento- Y nuevamente abrió la manecilla para que no siga trabajando el reloj. - ¿Qué es el tiempo? ¿Podrías decírmelo? Nosotros percibimos la vida con los sentidos. Pero al tiempo es imposible percibirlo. No es uniforme, y a pesar de eso, se construyó un artefacto para medirlo. Algunas veces el tiempo se pasa volando, y otras, transcurre tan lento que ningún reloj podría decirnos porque es que transcurre de ese modo. Este reloj con sus infinitos engranajes me enseño que la vida es distinta y que si aprendes a encajar esos engranajes, todo lo conocido es factible de cambio. Este reloj es el único capaz de cambiar y transformar el tiempo y volverlo cíclico. -
En mi rostro se formo una obvia mueca de burla y por intentar esconderla preferí mantenerme en silencio. Papá, al ver mi rostro, de inmediato abrió de nuevo la manecilla y la giro varias veces hasta llegar a un minuto antes de las doce. Empezó de nuevo el tac tic. Cerré los ojos y me pase la mano por la cara, como diciendo "pobre de papa, el encierro y la tristeza lo volvieron loco".
Cuando los volví a abrir, el reloj seguí allí, pero Él había desaparecido.
Lo busque por mi pequeño departamento y no lo encontré. La puerta estaba cerrada y las llaves para abrir estaban guardadas en el bolsillo. Me preguntaba asombrado y curioso ¿A donde había ido?
En la confusión, escuche el timbre de casa. Desesperado me asome por la ventana. Cuando reconocí a mis padres riendo abrazados en su idilio perpetuo y esperándome en el pórtico, finalmente comprendí que todavía existían sentimientos capaces de hacer cosas más increibles que su mágico reloj.

jueves, 15 de octubre de 2009

En búsqueda de lo perdido

Hace algún tiempo decidí dejar de escribir, pero nunca pensé que duraría tanto sin hacerlo.
Los primeros meses fueron por decisión propia; pero luego, cuando quise retormarlo, se volvió imposible. Pasaron seis meses, no reencontraba la hilación en lo que escribía y era por un motivo concreto: las ideas no fluían claras por mi cabeza.
Normalmente escribo para aclarar mi mente y buscar tranquilidad por medio de cada idea que plasmo en el papel; pero se volvió tan difícil conseguir pensamientos que aclararan mi mente con su frescura, que fue preferible no luchar y tirar a la basura todos los lapiceros que aún quedaban regados sobre mi escritorio.
En ese momento, supuse que alguna extraña enfermedad del pensamiento se había apoderado de mis ideas. Temía tomar un papel y no poder escribir en el, porque no encontraba claridad ni esperanza en lo que hacia. Plasmaba oraciones sin pies ni cabeza, ni sujetos ni predicados; una fila de palabras sin conexión que terminaban siendo simples bosquejos surreales. ¿Por qué deje de escribir? ¿Qué paso para que eso ocurriera? ¿Cuál fue el motivo para no lograr conseguir las ideas que buscaba para seguir haciéndolo? Las preguntas se acumulaban en mi cabeza, pero ninguna respuesta concreta ni clara asomaba.
Tuve que dejar pasar los días e intentar hacer que el tiempo disipe mis ansias. Estas, al no poder verse satisfechas, me llenaban de una tristeza tan profunda que se iba transformando muy dentro de mi, en inseguridad.
Escribir era una necesidad que no podía ver satisfecha, porque había llegado el terrible momento en donde mi alma no quería dejar salir las ideas que mi cabeza creaba. Cuando intentaba escribir sobre amor, terminaba escribiendo sobre como vuelan las aves; cuando quería escribir un cuento triste, terminaba escribiendo la receta sobre como hacer algún aderezo de ensaladas. ¿Era la locura lo que me esperaba ya que mi alma y mente al parecer no querían expresar todo lo que sentían y mucho menos interactuar entre ellas para completarme? o ¿era la tristeza que me causaba no poder escribir la que me hizo dejar de intentar?
Entonces, y luego de plantearme infinitas preguntas sin ninguna respuesta, entendí que no era necesario hacer tanto. Solo necesitaba una única y verdadera pregunta que englobe a todas las demás. Una pregunta que me ayude a encontrarme, y regresar a mi habitual forma de conocerme escribiendo sobre el papel. Lo triste fue que para lograrlo no pude hacerlo solo. Necesite mil botellas de cerveza, un espejo para ver mi rostro inseguro y olvidar mis sueños de grandeza para al fin, encontrar la pregunta precisa.
Solo, ebrio y desesperanzado frente al espejo, mirándome como se mira un borracho cuando busca en el fondo de su mirada las respuestas que no tiene, encontré la pregunta que le daría una nueva salida a todo lo que hiciera. Justo cuando mis ojos se cubrían de lágrimas de impotencia luego de tantos meses de no poder expresarme como quería, la opresión de la angustia en mí pecho se traslado a mis labios y me preguntó: ¿Quién eres realmente?
Ahora que me recuperé, estoy seguro que el papel, que todo lo aguanta, me dará la respuesta.

lunes, 30 de marzo de 2009

La esperanza del Principe Azul

Soñé con ella repetidamente en los últimos meses y llame a una amiga en común para que me contara que era de su vida. Me dijo con tristeza que se encontraba en coma desde hacia 2 años, recostada como en una tumba abierta con los ojos cerrados sin poder moverse y una maquina respiratoria que la mantenía viva.
No la había visto desde que decidí exiliarme de su vida al saber que seria imposible recuperarla. La intente borrar de mi mente, pero cada vez que cerraba los ojos ella estaba allí. Fue imposible olvidarla porque mis sueños eran suyos; podía engañar a la realidad, pero ¿como controlar el inconsciente que siempre nos engaña cuando nos creemos seguros de nuestro pensar? No me servía de nada saber el motivo de su desdicha y tampoco me importaba, solo tenia la ansiosa necesidad de verla e intentar expulsar algo que tenia guardado desde que partí y que había ido creciendo dentro de mi luego de cada noche de soñar con ella, y que aun no sabia como explicar. Era muy probable que no me escuchara o que no pudiese decir con palabras lo que quería expresarle, pero la llama incandecente de amor que guardaba dentro me daba una suerte de seguridad insospechada, capaz de vencer hasta mis propios miedos.

Fui a visitarla a escondidas al Hospital. La encontré recostada en la cama tan pálida y quieta como una perfecta estatua de mármol en un blanco cuarto de museo. Me acerque susurrándole al oído, mientras las lágrimas empezaban a brotar intransigentes de mis ojos, porque el silencio de tanto tiempo sin verla hizo que todas las palabras que guardé por orgullo brotaran con la fuerza de un rió escapando de su caudal:

-Se que me escuchas y recuerdas mi voz, princesa pálida. Estuve lejos mucho tiempo porque sentí que te perdía pero ahora estoy aquí a tu lado y vine a hacerte despertar. Necesito que imagines que todo esta de tu lado y que puedes volver a nacer sabiendo lo que sabes y has amado hasta ahora. Que el tiempo es cíclico y que regresas al momento mismo donde la historia se cambia sin necesidad de desearlo. Imagínate al lado de alguien que este impregnado a tu alma, tu otro yo. Que no necesites ver para amar y que al verlo sepas que esa palabra es bendita y solo le pertenece a esa persona, la más especial entre millones. Con ella no lloras por miedo a la soledad y te olvidas de buscar seguridad y compañía en cualquiera. Imagina que las personas no se interesan por si mismos, que el viento que sopla desde el norte te refresca y el del sur que te congela lo hace por un motivo especifico. Cree que tu vida es mágica y estas lista para despegar y renacer junto a al misticismo que la envuelve. Imagina que despiertas a mi lado mi princesa triste…
A cada palabra que pronunciaba, el miedo convertido en desesperación iba acrecentándose en mi voz y la tensión de mi rostro. Que difícil y angustiante se me hizo verla inmóvil esa cama de hospital.
La golpeaba fuerte en el pecho como perdiendo la esperanza de despertarla y cuando estuve a punto de dejarme vencer por la impotencia y desvanecerme cansado, abrió un ojo cómplice y me dijo:
- Todo este tiempo fuiste mi sueño, ahora...imagina que me das un beso y despierto.

jueves, 19 de marzo de 2009

La otra mitad

Los padres de Antonio Ralett siempre supieron porque el actuar tímido de su hijo ante los demás, aunque era obvio que guardaron silencio porque el amor paternal suele ser siempre ciego.
Antonio apenas podía manejar el auto por su gordura, la que decoraba con par de orejas de luchador, nariz robusta como de puerco, pero a la vez inmensa y aguileña, ojos un poco entornados y una prominente cicatriz en la barbilla. Estos pequeños defectos lo habían hecho un tipo desagradable a la vista, hasta para el mismo. Lo que lo llevo a ser un experimento mas de la sociedad, hecho de inseguridad y dudas.
Gran parte de las personas que conocía le decía que se deje crecer el pelo para esconder sus orejas partidas, mientras otros que se le veía muy bien así; porque parecían estar hechas a la perfección para acompañar a su cara redonda. No sabía en realidad si lo que los demá decían era por burla o solamente por quedar bien, porque sabía desde siempre que las personas suelen guardar la verdad para cuando no los oimos. Esto hizo que decidiera dejarse crecer el pelo, para así no tener que lidiar con sus marchitas orejas todos los días frente al espejo. No fue una decisión simple, porque tendría que tener la paciencia suficiente para dejarlo crecer tanto como para esconderlas.
Paso el tiempo y creció tanto como para ocultarlas finalmente. Cuando algunos lo vieron así le dijeron que lo cortara de inmediato, que parecía un pordiosero y que no les gustaba porque ese no era en verdad él; mientras otros lo apoyaban diciéndole que les encantaba su nuevo estilo desarreglado y hippie.
Estuvo tranquilo u complacido unos días porque el espejo ya no le mostraba sus desagradables orejas; pero al poco tiempo, la inconformidad sobre como se veia lo llevó a confundirse nuevamente, he hizo que la inseguridad lo llevara a fijarse en su gran nariz. La vanidad lo llevo a optar por operarla y si bien tenía una nariz que mas parecía el ocico de un puerco, esta, termino siendo tan pequeña como una nuez y respingada como una resbaladera de piscina.
Cuando algunos lo vieron, le dijeron que le quedaba muy bien, que esa nueva nariz le daba mas fuerza a su mirada; mientras otros le decían que no debió de hacerlo, porque su nariz era su verdadero atractivo y además la que le daba verdadera expresión a su rostro. Aunque estaba feliz por como se veía, nuevamente la duda empezó a ebullir en su estómago.
No soportaba saber que aun no era aceptado totalmente, por eso decidió dejarse crecer la barba para ocultar su gran cicatriz y tener sesiones intensivas de liposucción para bajar su gran barriga y rostro regordete.
Cuando sus amigos lo volvieron a ver, lo notaron muy cambiado. No era mas el Antonio robusto y bonachón, ahora era un tipo distinto, un simple fantasma plastificado y sin carácter. Muchos le dijeron que bien se te ve así, mientras otros lo criticaban duramente por la serie de decisiones que tomó; le repetían que no era posible lo que había hecho, que debido a eso perdió su personalidad por optar una nueva que no era la de él.
Nuevamente el espejo empezó a hacerlo caer en la duda y al no estar contento con lo que veía, resolvió cortarse el pelo y la barba, meterse a clases de box para que le desvíen nuevamente la nariz y comer sin descanso como antes para regresar a su peso habitual.
Cuando consiguió su nuevo objetivo, salio a la calle y mientras algunos amigos le dijeron que les encantaba que haya vuelto a ser el mismo de siempre; otros le preguntaba porque había hecho eso si se le veía tan bien cuando cambio.
Entonces a Antonio solo le quedo esconderse de nuevo para seguir pensando en como acabar con la duda o como escapar de su inseguridad. Al no encontrar respuesta sincera y clara, concluyó que era momento de acabar con todo. Así que colgó una soga de la lámpara de su cuarto, hizo un buen nudo de ahorque y antes de patear el banco que lo sostenía para dejarse caer, justo cuando el miedo empezaba a mojar sus pantalones, recordó todo lo que le había pasado hasta ese día en solo segundos. Comprendió que las personas solo ven la mitad de uno y supo que toda la vida siempre seria lo mismo; que cuando algunos le dijeran que bien te queda eso o que guapo te vez, otros siempre le dirían que pésimo te queda o que mal te vez así.
Luego, y una vez mas no soportó la avalancha de ideas turbias e insanas que lo llevaron a sucumbir nuevamente ante la mas inquietante inseguridad; y al empezar a verse perdido en las dudas que tanto odiaba, prefirió ajustar el nudo en su cuello y patear con furia el banco que lo mantenía aún con vida.

lunes, 9 de febrero de 2009

Escapando del ego

No hay duda que la vanidad hace crecer al orgullo y que este en su momento se vuelve soberbia. También es claro que estos siempre fueron las causantes de la mayor parte de problemas en el mundo, pero aun así existen y crecen en las personas que siguen protegiéndose de los demás con la ayuda de esos sentimientos tan poco nobles; sobre todo cuando buscan ocultar la verdad. Existen siempre preguntas difíciles de contestar en torno a estas como ¿Cual es el motivo del orgullo en las personas y como es que somos capaces de perder tantas oportunidades por enfrascarnos en creer que la dureza de nuestro carácter o el recelo creado por algún hecho nos lleve hacia la tristeza de saber que ni arrepintiéndonos lograremos recuperar aquello que perdimos? ¿Es una estupidez mas del ser humano o simplemente ocurre porque al nacer y estar solos, intentamos proteger demasiado nuestro ego para que nadie lo pisotee; o en todo caso lo vuelva a pisotear justo cuando pensábamos que éramos indestructibles, preciosos y superiores?
Es un poco de ambos, en primer lugar porque nuestra naturaleza es ser entupidos y actuar con el pasar de los días de modos irregulares, algunas veces por miedo y otras solamente por orgullo. En segundo lugar es cierto que protegemos mucho nuestro ego, porque nos enseñan desde pequeños a actuar con cuidado, mirar por encima del hombro y hasta hablar mal de los demás con tal de proteger nuestros actos y forma de pensar para que no se burlen o nos digan que estamos equivocados.
Suele ocurrir que por no ver golpeado nuestro orgullo [cuando nos dicen las cosas de frente] nos defendemos dejándole de hablar a las personas que en cierto modo sentimos nos hicieron daño, no planteando lo que realmente queremos por miedo a que nos digan "no me gusta" o a que hablen de la forma como actuamos ante los demás. El miedo radica en que nuestros sentimientos se muestren ante personas que no los entiendan y critiquen u odien sin conocerlos realmente.
Es difícil entender al orgullo y mucho mas aún a las personas orgullosas, que somos la gran mayoría, pero es mas difícil aun cuando no aceptamos que la soberbia gobierna nuestra vida y vivimos felices sabiendo que si esta no se ve afectada, lo seguiremos siendo.
Siempre es triste saber este tipo de cosas y peor aun es no poder ni querer hacer nada por cambiarlo.
De que sirve el orgullo o la vanidad si solo nos hacen perder lo que queremos, dejar pasar lo que necesitamos y escapar de lo que deseamos. Solo hay una forma de encontrar respuestas verdaderas y es buscando el modo de enfrentarnos a nuestro ego, al maldito reflejo que algunas veces hace que creamos que el mundo gira a nuestro alrededor cuando en realidad solo somos un ínfimo grano de polvo en un inmenso universo desértico cubierto de enormes Dunas de arena.

viernes, 6 de febrero de 2009

Instrumentos para mejorar el Mundo

Nuestro conocimiento empezó por medio del arte, pinturas rupestres y grabados antiguos hicieron que los sueños y los sentidos pudiesen expresarse como era necesario. La ciencia tuvo un crecimiento vertiginoso cuando los sueños dejaron de ser importantes y el dinero pasó a ser lo primordial. Notaron que era necesario mejorar la tecnología para que el trabajo fuese más fácil y simple.
Pasó el tiempo y la mentalidad continuo, ahora por medio de la razón común se piensa que la ciencia tiene la verdad y el poder de crear certeza en las ideas, con su ayuda todos los días inventan cosas nuevas, se habla de evolución tecnológica como tema principal de conversación y se intenta brindar seguridad al saber que algo va cambiando para mejorar las cosas. Es difícil saber si la ciencia podría mejorarlas, pero si en verdad es así, seria necesario que inventaran un artefacto perfecto, casi mágico, que permita lograr juntar a todos los soñadores del planeta, para formar un club donde los limites no existan.
Y también seria una gran idea que los inventores tuviesen la capacidad de crear el destupidizador de enamorados del amor, para que comprendan que el único modo de ser felices es siendo mejores personas y aprendiendo de la soledad para luego no querer olvidar al hombro que nos permitió recostarnos en el para brindarnos eternidad. Tal vez también podrían inventar una maquina que permita elegir a los idealistas y que les construya llaves para entrar al club de los soñadores para reconfortarse junto con sus necesarios amigos nunca conocidos. Y así poder mejorar la vida dejando atrás el dinero, la religión, la política, el color de piel, a los que solo saben poner piedras en el camino, a los que olvidan a quien amaban en minutos, a los que perdieron la esperanza y a los que solo saben lo que otros les cuentan.
Solo son ideas para mejorar el mundo, aunque seria muy difícil que la ciencia lograra crear estos instrumentos porque una vez creados intentarían hacer nuevos que fuesen distintos y mejores; en la ciencia lo que hoy es verdad mañana no lo es porque ha cambiado. Finalmente y como siempre, parece que tendríamos que recurrir al arte [que es el único que tiene la verdad] en vez de la ciencia, para que haga este trabajo por medio de la inspiración, que es el único medio sin barreras para lograr este cometido en un mundo de sueños, verdad pasajera y magia escondida como el nuestro.

martes, 27 de enero de 2009

Personalidades Múltiples

A veces soy feliz y enfrento a la vida con infinitos recursos... sonrisas, anhelos, esperanza e ideas fantásticas que me muestran la vastedad de este universo mágico que nos rodea y sigue dando amaneceres perfectos, ocasos de ensueño y eclipses de amor.
A veces me vuelvo melancólico y dejo que la poesía me arrebate el alma guiándome por caminos de búsqueda constante, respiraciones largas y suspiros, trova y el recuerdo de una mirada perfecta.
A veces me encuentro desalmado y me propongo luchar contra ello, pero al no querer regresar a la felicidad o la melancolía, sigo el arduo camino de odio y rencor del que no puedo escapar por miedo a escoger mal y luego tropezar y no encontrar el lugar donde volverme a parar.
A veces me vuelvo inalterable y camino erguido entre los demás sin inmutarme por sus problemas, sus tristezas y su dolor. Simplemente prefiero dejar de ser un hombro de apoyo para seguir el camino nietzcheniano de encontrar al superhombre que supuestamente se encuentra en mi.
Otras veces busco motivos para mentirme mirándome al espejo, pensando que la persona que allí veo soy yo y no la que el reflejo quiere mostrarme y lucho por no notarlo para así poder repetir la visión día tras día, intentando sentirme en paz y continuando con la mentira que me complace.
Van pasando los años y encuentro miles de personas en mi reflejo, miles de rencores y situaciones que no he olvidado que se acumulan paulatinamente y me demuestran que estoy rodeado de infinitas personalidades y maneras de sentir que se encuentran envueltas en una persona que aun no termino de conocer.

jueves, 8 de enero de 2009

Trabajo de Políticos

Era un país muy pequeño y pobre, donde los habitantes no cabían debido a la sobrepoblación y la falta de territorio. Los trenes llenos siempre, las calles intransitables no permitían el paso cómodo a nadie. Los semáforos parecían encontrarse la mayor parte del día en rojo porque los autos solo avanzaban a un centímetro por minuto.
En este era tal el hacinamiento que el gobierno estaba decidido a cambiar las cosas de manera drástica. Para eso idearon 3 planes para lograr erradicar la sobrepoblación del lugar. El primero consistía en intentar disminuir la libido de sus habitantes mediante medicamentos subvencionados para regular el crecimiento poblacional como intento por hacer que la gente no siga reproduciéndose de manera tan rápida. Como segunda y tercera opción estarían utilizar asesinatos al azar o pedirle a los países vecinos abrir sus fronteras respectivamente.
El primer plan no dio resultado porque la mayoría de sus habitantes provenían de una nueva religión tan castrense que les prohibía controlar el placer carnal en pro de los nacimientos. No podían utilizar métodos anticonceptivos porque iban en contra del bien principal que les enseño su Dios, la reproducción.
La segunda opción fue intentada con suma cautela, tomaban pequeñas zonas al azar y envenenaban los alimentos, así caían por millares. Cabe resaltar que los cementerios fueron estatizados desde el momento en que se empezaron a dar las muertes, lo que trajo un gran problema dentro del gobierno porque los rumores que algo extraño ocurría hacia temblar a sus gobernantes.
Así que tuvieron que ir por el tercer plan, el cual fue negado rotundamente por todos los países a los que el pequeño país recurrió, porque eran demasiado pobres y muy poco instruidos como para que les abrieran las fronteras a menos que entraran como mano de obra.
Pero los gobernantes no podían aceptarlo, por ello buscaron motivos sin razón y fueron a la guerra, al menos así podrían hacer que todos sus planes se vuelvan uno y salirse con la suya una vez más... como siempre, trabajo de políticos.

lunes, 5 de enero de 2009

Mil Amores

Cuando conocí a mi primer amor fue tan efímero que no tuve tiempo de decirle hola.
Cuando encontré al segundo, desapareció tan rápido como llego; pero caló tan profundo que volví a lograr perderme en los ojos de una mujer solo muchos años después de la caida.
Con mi tercer amor fue distinto, navegue perdido junto a ella pensando si en realidad me quería o solo era una ilusión de la necesidad.
Luego crecí y me enamore muchas veces... de un televisor, de una imagen, de unos zapatos viejos, de un flotador para no ahogarme, de una ilusión.
Y regrese a caminar solo y pensar el doble para saber si seria capaz de volverme a entregar de ese modo y de estar dispuesto a sufrir por equivocarme nuevamente al volver a enamorarme.
Por eso ahora salgo a pintar las calles con un nombre que no recuerdo, por eso comencé a soñar con miradas que no había visto y por eso me volví adicto al perfume seductor que dejo cada amor en mi paladar como un tatuaje imperecedero.
Es así que entendí que buscaba el amor para encontrar el total equilibrio, pero también que existen demasiadas personas en el mundo en las cuales aun podemos perdernos; asimismo demasiadas ideas, situaciones y amaneceres que amar para poder encontrar la neutralidad necesaria desde dentro del alma y así entender realmente de que modo encontrar el verdadero amor.