lunes, 30 de marzo de 2009

La esperanza del Principe Azul

Soñé con ella repetidamente en los últimos meses y llame a una amiga en común para que me contara que era de su vida. Me dijo con tristeza que se encontraba en coma desde hacia 2 años, recostada como en una tumba abierta con los ojos cerrados sin poder moverse y una maquina respiratoria que la mantenía viva.
No la había visto desde que decidí exiliarme de su vida al saber que seria imposible recuperarla. La intente borrar de mi mente, pero cada vez que cerraba los ojos ella estaba allí. Fue imposible olvidarla porque mis sueños eran suyos; podía engañar a la realidad, pero ¿como controlar el inconsciente que siempre nos engaña cuando nos creemos seguros de nuestro pensar? No me servía de nada saber el motivo de su desdicha y tampoco me importaba, solo tenia la ansiosa necesidad de verla e intentar expulsar algo que tenia guardado desde que partí y que había ido creciendo dentro de mi luego de cada noche de soñar con ella, y que aun no sabia como explicar. Era muy probable que no me escuchara o que no pudiese decir con palabras lo que quería expresarle, pero la llama incandecente de amor que guardaba dentro me daba una suerte de seguridad insospechada, capaz de vencer hasta mis propios miedos.

Fui a visitarla a escondidas al Hospital. La encontré recostada en la cama tan pálida y quieta como una perfecta estatua de mármol en un blanco cuarto de museo. Me acerque susurrándole al oído, mientras las lágrimas empezaban a brotar intransigentes de mis ojos, porque el silencio de tanto tiempo sin verla hizo que todas las palabras que guardé por orgullo brotaran con la fuerza de un rió escapando de su caudal:

-Se que me escuchas y recuerdas mi voz, princesa pálida. Estuve lejos mucho tiempo porque sentí que te perdía pero ahora estoy aquí a tu lado y vine a hacerte despertar. Necesito que imagines que todo esta de tu lado y que puedes volver a nacer sabiendo lo que sabes y has amado hasta ahora. Que el tiempo es cíclico y que regresas al momento mismo donde la historia se cambia sin necesidad de desearlo. Imagínate al lado de alguien que este impregnado a tu alma, tu otro yo. Que no necesites ver para amar y que al verlo sepas que esa palabra es bendita y solo le pertenece a esa persona, la más especial entre millones. Con ella no lloras por miedo a la soledad y te olvidas de buscar seguridad y compañía en cualquiera. Imagina que las personas no se interesan por si mismos, que el viento que sopla desde el norte te refresca y el del sur que te congela lo hace por un motivo especifico. Cree que tu vida es mágica y estas lista para despegar y renacer junto a al misticismo que la envuelve. Imagina que despiertas a mi lado mi princesa triste…
A cada palabra que pronunciaba, el miedo convertido en desesperación iba acrecentándose en mi voz y la tensión de mi rostro. Que difícil y angustiante se me hizo verla inmóvil esa cama de hospital.
La golpeaba fuerte en el pecho como perdiendo la esperanza de despertarla y cuando estuve a punto de dejarme vencer por la impotencia y desvanecerme cansado, abrió un ojo cómplice y me dijo:
- Todo este tiempo fuiste mi sueño, ahora...imagina que me das un beso y despierto.

jueves, 19 de marzo de 2009

La otra mitad

Los padres de Antonio Ralett siempre supieron porque el actuar tímido de su hijo ante los demás, aunque era obvio que guardaron silencio porque el amor paternal suele ser siempre ciego.
Antonio apenas podía manejar el auto por su gordura, la que decoraba con par de orejas de luchador, nariz robusta como de puerco, pero a la vez inmensa y aguileña, ojos un poco entornados y una prominente cicatriz en la barbilla. Estos pequeños defectos lo habían hecho un tipo desagradable a la vista, hasta para el mismo. Lo que lo llevo a ser un experimento mas de la sociedad, hecho de inseguridad y dudas.
Gran parte de las personas que conocía le decía que se deje crecer el pelo para esconder sus orejas partidas, mientras otros que se le veía muy bien así; porque parecían estar hechas a la perfección para acompañar a su cara redonda. No sabía en realidad si lo que los demá decían era por burla o solamente por quedar bien, porque sabía desde siempre que las personas suelen guardar la verdad para cuando no los oimos. Esto hizo que decidiera dejarse crecer el pelo, para así no tener que lidiar con sus marchitas orejas todos los días frente al espejo. No fue una decisión simple, porque tendría que tener la paciencia suficiente para dejarlo crecer tanto como para esconderlas.
Paso el tiempo y creció tanto como para ocultarlas finalmente. Cuando algunos lo vieron así le dijeron que lo cortara de inmediato, que parecía un pordiosero y que no les gustaba porque ese no era en verdad él; mientras otros lo apoyaban diciéndole que les encantaba su nuevo estilo desarreglado y hippie.
Estuvo tranquilo u complacido unos días porque el espejo ya no le mostraba sus desagradables orejas; pero al poco tiempo, la inconformidad sobre como se veia lo llevó a confundirse nuevamente, he hizo que la inseguridad lo llevara a fijarse en su gran nariz. La vanidad lo llevo a optar por operarla y si bien tenía una nariz que mas parecía el ocico de un puerco, esta, termino siendo tan pequeña como una nuez y respingada como una resbaladera de piscina.
Cuando algunos lo vieron, le dijeron que le quedaba muy bien, que esa nueva nariz le daba mas fuerza a su mirada; mientras otros le decían que no debió de hacerlo, porque su nariz era su verdadero atractivo y además la que le daba verdadera expresión a su rostro. Aunque estaba feliz por como se veía, nuevamente la duda empezó a ebullir en su estómago.
No soportaba saber que aun no era aceptado totalmente, por eso decidió dejarse crecer la barba para ocultar su gran cicatriz y tener sesiones intensivas de liposucción para bajar su gran barriga y rostro regordete.
Cuando sus amigos lo volvieron a ver, lo notaron muy cambiado. No era mas el Antonio robusto y bonachón, ahora era un tipo distinto, un simple fantasma plastificado y sin carácter. Muchos le dijeron que bien se te ve así, mientras otros lo criticaban duramente por la serie de decisiones que tomó; le repetían que no era posible lo que había hecho, que debido a eso perdió su personalidad por optar una nueva que no era la de él.
Nuevamente el espejo empezó a hacerlo caer en la duda y al no estar contento con lo que veía, resolvió cortarse el pelo y la barba, meterse a clases de box para que le desvíen nuevamente la nariz y comer sin descanso como antes para regresar a su peso habitual.
Cuando consiguió su nuevo objetivo, salio a la calle y mientras algunos amigos le dijeron que les encantaba que haya vuelto a ser el mismo de siempre; otros le preguntaba porque había hecho eso si se le veía tan bien cuando cambio.
Entonces a Antonio solo le quedo esconderse de nuevo para seguir pensando en como acabar con la duda o como escapar de su inseguridad. Al no encontrar respuesta sincera y clara, concluyó que era momento de acabar con todo. Así que colgó una soga de la lámpara de su cuarto, hizo un buen nudo de ahorque y antes de patear el banco que lo sostenía para dejarse caer, justo cuando el miedo empezaba a mojar sus pantalones, recordó todo lo que le había pasado hasta ese día en solo segundos. Comprendió que las personas solo ven la mitad de uno y supo que toda la vida siempre seria lo mismo; que cuando algunos le dijeran que bien te queda eso o que guapo te vez, otros siempre le dirían que pésimo te queda o que mal te vez así.
Luego, y una vez mas no soportó la avalancha de ideas turbias e insanas que lo llevaron a sucumbir nuevamente ante la mas inquietante inseguridad; y al empezar a verse perdido en las dudas que tanto odiaba, prefirió ajustar el nudo en su cuello y patear con furia el banco que lo mantenía aún con vida.