![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv5i290n-GdMOvdJa3_Z4yI_EFlIMNwXS-D9Qtz8ngpD9bYYnBlEPBh1u1Ua3ESeKM_6Jfj52ALEzENgEIDRO1zhNty3DH9BVezZcePsz_wA_mkix8u1lEUqum2IB0wUw6w1OR3Qx64mx5/s320/transito-buenos-aires.jpg)
Sin duda, la tensión inigualable que se puede sentir al conducir a esa hora, solo es comparable a la tortura china de la gota de agua en la frente. Cada semáforo, es como una gota más que cae, lenta y repetidamente en la frente. Cada bocina, la repetición inacabable y vomitiva de la gota que no se detiene y va empapando los ojos para crear tanta incomodidad, que logra volvernos locos.
Por un momento, dejé de pensar en conducir para interesarme en la música y así olvidar la tensión que me atacaba. De pronto, un gran ómnibus apareció al lado, quitándome agresivamente el paso, justo cuando la luz se ponía en rojo.
Esperando que cambie a verde, y ante el regreso inmediato de la tensión, me pregunte, mientras lo miraba indignado ¿Por qué situarse cerrándome el paso? ¿Por qué simplemente no se quedo al lado y espero su turno para avanzar?
No llegue a ninguna respuesta coherente, pero en el fondo sentí como intentaba aprovecharse del tamaño de su auto para intimidarme. El desadaptado plantó el bus que manejaba frente a mi pequeño auto para quitarme el paso sabiendo que el gran tamaño me intimidaría, que yo no intentaría luchar con esa mole de metal, porque saldría perdiendo de todas formas. Luego de unos instantes, cuando me calmé, comprendí que eso no era una situación de intimidación para quitarme el paso, sino las ganas de destacar.
Me di cuenta que estamos estigmatizados con la idea de destacar, el problema con ello es que muy pocos buscan ser reconocidos por sus propios meritos. Es extraño, porque si nadie nos dice o hace entender que somos algo especial, nos sentimos inútiles y perdidos porque no se nos da el reconocimiento que creemos merecer.
Es interesante ver que la imposibilidad de lograr el reconocimiento, hace que sin querer, busquemos la forma de ser vistos o que nos presten atención. Los niños lloran más o golpean a otros para ser el centro de atención. Las mujeres no quieren ser muy altas, pero usan tacos inmensos para ser vistas. Los hombres buscan destacar burlándose de otros para lograr la atención de las mujeres.
A veces pareciera que todo este ciclo de situaciones en las cuales se intenta destacar e impresionar, empieza y termina con el estúpido conductor que estaba a mi lado cerrándome el paso ese día con su gran ómnibus en la insoportable hora punta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario