jueves, 4 de diciembre de 2008

El árbol extraño

Un día en una excursión por cavernas jamás exploradas, un biólogo escucho un sonido seco y repetitivo que sonaba como el caminar de un gigante. No pudo con su curiosidad de aventurero e ingreso tambaleándose sobre el suelo de piedras. Dentro encontró un árbol gigante que a primera vista parecía petrificado. Sus ramas eran plomizas y robustas como si de aquel árbol hubiesen colgado animales en vez de frutos. El tronco era igual aunque su ancho era el mismo del de las ramas.
Cuando se acerco pudo observar que la corteza que parecía de piedra era de madera; una madera plomiza que jamás había visto antes. Escarbo un poco entre las rocas debajo y vio las raíces inmensas que se hundían entre el mar de piedras. Era un árbol muy extraño porque aunque no le caía el sol ni estaba plantado sobre tierra fértil seguía pleno de vida..Siguió investigando porque el sonido no cesaba y encontró otros árboles iguales. Algunos mas grandes que otros. Observo que en lo alto de sus ramas crecían pequeños frutos que no llegaba a distinguir debido a la altura y la oscuridad del lugar.
Intento llevar un poco de aquella madera plomiza y dura que jamás había visto para enseñarle a la sociedad su nuevo descubrimiento; pero la corteza, a pesar que intentaba desprenderla con una navaja de acero, era demasiado dura. Al no poder lograr su cometido, decidió subir al árbol e intentar ver cual era el fruto que daba este extraño espécimen. Trepo hasta que llego a una rama, se encaramo en ella y fue en búsqueda del fruto. Cuando estuvo a punto de llegar resbalo un poco y quedo colgando de ambos brazos. El fuerte movimiento hizo que el árbol temblara al igual que sus ramas. Los frutos de arriba le cayeron encima con tanta potencia como las rocas heladas de una granizada.
No pudo mantenerse agarrado debido al impacto y cayo pesadamente sobre las piedras sobre las que crecía el árbol. Sus huesos estaban destrozados pero el biólogo aun seguía con vida mirando boca arriba, aunque el impacto al caer al suelo lograra el mismo efecto que cuando se resbalo en la rama del árbol.
Abrió bien los ojos y por fin entendió que su descubrimiento jamás seria conocido, venían cayendo nuevamente los frutos desde arriba, una lluvia de piedras en un bosque de inútiles árboles de piedra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno de los peores fin: Morir por una simple torpeza.

Bessoss