De niños solemos llorar por cualquier situación adversa o que no nos guste con tal de hacer valer nuestros deseos. Cuando vamos cumpliendo años la cantidad de veces que lloramos va disminuyendo porque nos damos cuenta intrínsecamente que no todo en el mundo es intentar hacer valer nuestra voluntad sobre otros para que nos sigan porque con el tiempo las personas nos hacen cada vez menos caso.
Sin duda dejamos de llorar porque notamos que empiezan a no tomarnos en cuenta y que ni siquiera una rabieta lograra hacer que seamos el único punto de atención, como solía ser antes cuando éramos niños; o no lo hacemos porque la vergüenza y el orgullo manejan nuestra vida ahora, mientras en el pasado la manejaba la imaginación y el ego.
Crecer implica darnos cuenta mediante hechos que realmente estamos solos en esta vida, que a pesar del amor que la gobierna, no somos capaces de comprender que las personas viven su propia realidad de acuerdo a lo aprendido. Algunas siguen llorando y otras aguantan la necesidad de llorar porque nada las afecta o porque algo las afecta tanto que niegan realmente las ganas de dejar que el alma se exprese totalmente en forma de lágrimas.
Queremos siempre parecer más grandes, demostrar seguridad y sentirnos importantes porque ya no nos tratan como a niños, pero ¿es justo para nosotros mentirnos de ese modo? ¿Es lógico querer ser mayores, tener hijos y dejar una descendencia en un mundo que sigue jugándonos malas pasadas? No hay duda que es una buena idea, solo si de vez en cuando lográsemos escondernos en algún rincón seguro, para luego intentar concentrarnos y empezar a expulsar toda la verdad convertida en lágrimas que vamos acumulando con el vivir y que no somos capaces de expulsar porque el las escondemos sin querer, debido al orgullo y la vergüenza que se sumergen cada vez mas profundo en nosotros con el pasar del tiempo.
6 comentarios:
Con el tiempo el llanto deja de ser un medio de comunicación y se convierte en un capricho. Con más tiempo aún, uno quiere ser mayor y se deja de caprichos para que se le consideré como ello.
Y en este último tiempo ya no es ni capricho ni comunicación sino que se convierte en un sentimiento puro y humano del que nadie tendría que esconderse porque de él aprendemos, así como aprendemos de la risa.
quiero llorar y reir contigo. llorar de risa y reir de llanto. me gusta sentirme sola y acompañada.y quiero ser mayor y niña a la vez.
No tengo duda que eres mayor y niña a la vez, tampoco tengo duda que lloraras y reiras conmigo, pero de lo que menos tengo duda es que lloraremos de risa y reiremos de llanto, es una virtud a la que estamos unidos debido a tantas lagrimas que dejo su recorrido.
Decís que crecer implica darnos cuenta que estamos solos en esta vida, que no somos capaces de comprender que las personas viven su propia realidad de acuerdo a lo aprendido... Y sin embargo me sentí tan acompañada y tan comprendida después de leerte...
Es exactamente lo que pienso. Aunque es raro como unas palabras pueden unir tanto a las personas y a pesar de la soledad, sentirse renovadas y acompañadas. Ven siempre de visita, tendrás una compañía silenciosa y extraña.
Comparto lo que pensás, y es así como se suma algo más a mi lista de contradicciones... Volveré porque muchas veces expresás lo que yo misma siento, volveré para re-conocerme en tus palabras.
Vuelve, siempre hay un lugar en este espacio para la contradicciones y los contrariados.
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