viernes, 1 de febrero de 2008

La reina del tiempo


Se que comencé por mirarte raro y senil, que el tiempo de intercambiar palabras se volvió irrelevante porque nuestras miradas se entrelazaban como los dedos de un recién nacido con los de su padre, sin saber porque ni como, simplemente se atrevían a desvariar por encontrar ese silencio que en algún momento buscamos cuando sabemos perdernos en esa marejada de colores difusos que da una mirada celestial.
Y nos entretenemos sin buscar algo mas, tan solo divirtiéndonos en nuestro eterno y parco modo de conocernos rozando miradas ambiguas y cambiantes.Van pasando las horas y el silencio que todavía existe mientras nos miramos no logra interesarme, la ternura que expele ese momento inaudito se transforma en conversaciones infinitas de imposible acceso, donde el tiempo responde porque sigue pasando, mas no llega a afectarnos del modo que debería, simplemente sigue siendo un artificie que nos enseña cierta forma de regresar al pasado tierno y jovial que buscamos recordar y que acaba de ocurrir.
Ese pasado que nos une de alguna manera distante y abrazadora, donde escapar del recuerdo, así haya sido minúsculo, nos dejo palpitares arrítmicos que el corazón no es capaz de transformar en palabras que debimos decirnos.Ahora entiendo porque aun no nos marchita esta breve experiencia, ahora entiendo porque no me huele a perdida cada instante en que no conseguí atrapar tu mirada en sensaciones que de algún modo busco se vuelvan imperecederas y cíclicas, es porque esas sensaciones regresan en formas de palabras dichas por el intercambio alucinante de miradas que estamos teniendo. Como si fuese un recuerdo que vive en el presente.
Es así que regreso a buscar tu lado sencillo y especial, sin pedirte mas que sinceridad y brillantez en ese azul claro que deja esta luna llena de invierno en aquellas antorchas que resplandecen un poco mas cuando me miras y que sin saber como, me ayudan a ausentarme contigo durante décadas cuando nos miramos en tan solo segundos.

No hay comentarios: