jueves, 21 de febrero de 2008

Las dos caras del Rey.

El León mira tan triste que espanta de mi el miedo cambiándolo por terror. La seguridad de saber que puedo morir en sus fauces ha desaparecido con toda la selva de la cual solo el puede ser rey, dejado una duda en mi forma de comprender la vida.

En silencio y sin poder mirar, su calma pasmosa logra introducir en mi el saber porque un ser tan perfecto perdió las fuerzas de vivir, no necesita decirme nada que su mirada no pueda, sabe que su fin esta en su paraíso perdido.
Encuentro el motivo de buscar el cambio para no perder ese brillo que se perdió en el al ver el campo en que solía acechar deshecho por el poder del fuego. La imagen es devastadora, solo atino a seguir escapando de su mirada e intentar no sucumbir ante tanta tristeza, aunque tal vez esa sea la única forma de salir de esta vida del mejor modo, junto a El que espera morir viendo como el fuego me prende bajo su vigilancia junto al brillo encarnizado de sus dientes diciendome no escaparas.

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