jueves, 7 de febrero de 2008

Sobrenatural


Sentado en la sala, un pequeño cuarto del cual se componía mi universo en ese momento, mientras pensaba en quien había sido capaz de crear un lugar como este, mi cabeza intentaba encontrar una respuesta a porque seguía soñando despierto con lugares a los cuales solo la esperanza podría llevarme, lugares tan vastos como la lluvia que puede inundar los mares.


Era la nada mi única respuesta. ¿Como encontrar la variante exacta para entender a la esperanza y dejar de lado al destino? ¿Como lograr que mi voluntad sea la dueña de mi futuro y no el azar?


Las manos vacías, los pies desnudos y ningún objeto cerca para intentar no distraerme, sentado en medio de estas cuatro paredes que me entregan mi pedazo propio de universo durante cada segundo que trascurre entre palabras que llegan como vientos huracanados e ideas infinitas que no cesan de bombardear mi cabeza, en ese instante de vacio es justo cuando el silencio logro ser mi mejor compañero aunque un no lograra conseguirme respuestas.


Es verdad que cuando el ser humano desea algo, se empieza a volver posesivo y demente y si lo necesita con demasiado ahínco y no sabe lo que es, aunque sepa que existe algo distinto que lo hace quedarse entre despierto y dormido por horas intentando atar cabos para encontrar al fin ese camino que lo deje mantenerse despierto por meses intentando redescubrirlo, ya la locura deja de interesar para volverse realidad.


El universo y yo fuimos uno por instantes, 4 paredes conmigo exactamente sentado en el centro divagando sobre las preguntas que jamás lograre responder pero que me mantienen aquí durante horas para intentar resolverlas como fuese posible. Cuando todo parece acabado siempre se logra conseguir una salida y aunque esta no ocurrió gracias a mi mente, debo de agradecer a mi esperanza o a alguna fuerza extraña y exógena que seguramente me la brindo, de pronto y en medio de un cuarto sin ventanas que era mas parecido al de un manicomio que al de una sala, cayo en mi antebrazo una gran gota de agua.


Existían en ese momento tantas variables para encontrarme con el pensamiento perfecto y aun así no era posible conocerlo. Entenderlo no era necesario, en el lugar menos esperado y asequible de pronto el agua recorría mi antebrazo y mis pensamientos se desconectaban de la realidad con aquel incidente tan sobrenatural. No había modo alguno de que una gota llegara a mi brazo, estábamos solos yo y las 4 paredes blancas que me acompañaban.


Lo único y todo lo que he logrado hasta ahora en mi vida se puede resumir en esa gota que logro posarse en mi brazo aquella noche de anhelada soledad y desconcierto total, es el saber que el conocimiento algunas veces llega de un modo tan silencioso que da pavor y aunque a cada persona que logra entender lo que me ocurrió se le ocurra pensar que estoy delirando, puedo empezar a creer que la esperanza precede al milagro sin la mayor duda. Ese día comprendí como el silencio era la respuesta a días enteros de búsqueda pensando. La locura seguirá siendo parte de cada realidad y la mía luego de ello empezó a convertirse nuevamente en esperanza y claridad.


¿Tiene que pasar algo sobrenatural para encontrarnos totalmente y lograr comprender todo de una vez? o ¿Debemos de seguir siendo superficiales y con ello dejar que todo a nuestro alrededor nos deje de interesar porque estamos destinados a algo y nada podrá cambiarlo?

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