miércoles, 22 de octubre de 2008

El Placer de los Muertos

Estábamos todos muy juntos, hombro a hombro con la espalda en la pared. Nos habían capturado e intranquilos esperábamos que la tropa de fusilamiento haga caso a la voz de !fuego! del general Oneto.
Se escuchaban llantos y plegarias llenas de lamentos; olores nauseabundos recorrían el lugar, la tensa espera a la muerte nos tenia demasiado oprimidos. Los mas antiguos guardaban silencio e intentaban no demostrar sobresalto, en cambio la única reacción de los in experimentados era defecar de miedo; estábamos a punto de morir.
Miraba a nuestros verdugos y el modo como reflejaba el atardecer en todo a su alrededor. Algunos tenían tanto miedo como nosotros porque sus miradas no solo reflejaban nuestro temor sino que también se bañaban de un destello triste por saberse asesinos de tanto inocente e indefenso.
Pude ver a una mujer debajo del disfraz de soldado que enfilaba su fusíl unos metros delante de mí. Por la forma en que lo tomaba, con un temblor anciano en las manos, sabia que seria la encargada de liquidarme. Se notaba el horror de ver a la persona que moriría bajo su arma en su mirada.
En aquel momento y a pesar del pavor, no me encontraba asustado ni tenso. El espanto en su mirada o su cuerpo y su belleza dormida detrás del disfraz de soldado me hicieron sentir una clase de excitación enfermiza por primera vez. Estaba a punto de morir y solo me interesaba saber que había detrás de ese disfraz verdoso de soldado, el sabor de su piel y el modo de no descansar junto a su cuerpo.
Estaba abrumado por su belleza delicada y feliz de saber que iba a morir bajo su rifle, supe que podría enfrentar a la muerte en un estado como ese, fuera del temor o el espanto y repleto del sentir divino de las hormonas revoloteando desesperadas, el corazón acelerado y una erección dionisiaca apretándome los pantalones.
Cuando sonaron los disparos, cerré los ojos y en fracciones de segundo pude ver la belleza real de haber vivido libre y aceptar que sucumbiria en ese instante; me habia dado cuenta que era necesario morir porque aquel sentimiento me había demostrado que era momento de partir y a la vez traído la esperanza y calma para entender que lo único que tenia que hacer para volver a la vida seria continuar pensando en ella y recordar el sentimiento que me había enseñado, solo así podría excitarme después de muerto y luego resucitar.

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