jueves, 2 de octubre de 2008

La Culpa siempre fue de Sansón

Se dice que andaba casi desnudo, el pelo largo a la cintura y el andar pausado que tienen los que guardan fuerzas para utilizarlas solo en momentos apremiantes. Una cicatriz que se dejaba ver muy poco y que le atravesaba la cara resaltaba el poder de una mirada dormida e intimidante. Había nacido radiante como el sol y con tanta fuerza como para no preguntarse si era posible destruir al mundo con sus propias manos, sino tan solo hacerlo. Tenia el don divino de la fortaleza, la que utilizaba para lograr hazañas tan asombrosas como aquellas que hacen que alguien se vuelva mito o leyenda. Todos conocían su don, lo habían visto matar cientos de hombres, pero nadie sabia la forma de destruirlo. Sus enemigos temblaban al escuchar su nombre, era improbable que consiguieran derrotarlo mediante la coacción.Sabían que podía destruirlos con su gran poder y le temían por eso. Así empezaron a buscar el modo de desaparecerlo. Ofrecían grandes fortunas con tal de saber cual era su debilidad o al menos obtener información sobre de donde venia su fuerza pero nadie lograba entender en donde radicaba su poder.
A pesar que es imposible saber que cruzaba por su cabeza cada vez que le atraía una mujer, es factible que le haya ocurrido lo que a la mayoría de hombres, el instinto animal o la necesidad de poseerlas se volvía su bandera y olvidaba todo lo demás con tal de mantener contento a su amor de turno. Mataba hombres y destruía castillos por la felicidad de su amada o para obtener una nueva. Parecía un animal salvaje que solo se domaba una vez que olía el perfume de la sangre o veía los labios brillantes de una bella doncella esperándolo; solo así resucitaba luego de cada muerte y dejaba ver el lado claro que estas habían ocultado en su persona. Al fin lograron comprender que una bella mujer siempre es el punto débil de muchos hombres, hasta de brutales asesinos como el. Lograron convencerla y lo sedujo, se enamoro de Dalila y al fin le revelo su secreto. De inmediato lo atraparon y le cortaron el pelo. Sucumbió ante un poder mayor que el de la fuerza, la mente.
Estaba condenado a morir por su estupidez, creer que alguien podría querer a un asesino de esa magnitud y además revelar su divino secreto fueron sus grandes problemas. Tenía todo y lo desperdicio por no cuidar con calma e inteligencia el motivo de su fuerza.
Era una pena que muriese de ese modo, engañado por una mujer, ciego y aplastado por los escombros de una ciudad que por venganza quería destruir. Aunque la gran verdad es que desde el momento que cayo en manos de Dalila estaba cegado como todos los poderosos que sucumben ante una mirada de deseo y pierden el hilo de su verdadera realidad pensando en el amor.
Sin duda, la culpa siempre fue de Sansón.

No hay comentarios: