jueves, 17 de enero de 2008

Perdiendo a un amigo


Rescate tanto miedo en ti, que tu silencio solo eran palabras culpables causadas por tu misma ilusión, y tus sollozos me daban solo trinos tristes e innecesarios para el momento. Toda la vida camine a tu lado sin miedos ni penumbras alucinógenas que me pudiesen separar de nuestra propia ruta y pensando que tu hombro podría aliviarme esta carga tan pesada e inconciente que me hace despertar por las noches atolondrado y risueño.

El pesar extraño de tu remordimiento me lustro los cascos durante épocas infinitas en las que el tiempo jamás corrió. Ningún recuerdo puede hacerme entender la triste pena de tus ojos, solo los veo antojados de un tipo de llanto que en otro momento me hubiese dado días enteros de intentar sacarte del pozo, pero ahora te veo sin sentir pena, caminando dubitativo en tu conciencia, triste aun por verte sucumbir en un harem de serpientes de ojos azules y sueños perdidos por necedad.

Se que no necesitas que te repita nada, y también se que tu pesar sigue siendo tu tristeza rara e indomable, pero no se que vieron tus ojos en todo este tiempo de caricias nubladas de soledad y la terquedad sinfín de tu parco sentir.

Ahora estoy lustrando mis cascos en el asfalto triste y sin caminos comunes, donde solo al ver que te pierdes en el vacío me sigo repitiendo “sigue intentando”.

No hay comentarios: