Descubrí praderas que tus ojos no podrían ver, demasiado lejos en el tiempo y demasiado fuera de lugar. Me enseñaban paisajes imaginarios, sonidos que ni el viento triste podría cantar, sueños que se fueron fundiendo con la realidad y me permitieron así poder notar el camino tortuoso pero feliz de mi aprendizaje.
La vida y sus complicaciones siguen aceptando mis esfuerzos de saber notar el momento exacto donde mi imaginación y lo aprendido me lleven a esa ansiada felicidad, aquella que nos vuelve prisioneros a casi todos del amor, la fe y la vida.
Luego pienso en porque tu mirada no entendió lo mismo que la mía y mi pregunta se repite incesante en el cuenco de mi paladar sin poder salir a flote, es exactamente allí donde me encuentro con la decisión de conversar contigo a través del tiempo que me das, sin ser notorio ni desesperado, aguardo el momento para engatusarte en cierto modo y enseñarte todo lo que aprendí con lo que lograste darme, intentar ser siempre una simple brisa que recorre su camino buscando su propia verdad. Es donde radica la dificultad de encontrar el momento para explicar lo que mis ojos vieron, aunque llevarte a mi mundo siga siendo mi consigna no lo puedo demostrar dándote un beso cada mañana o diciéndote te quiero, sino darte parte de las cosas que me hacen feliz y demostrarte que de vez en cuando mi susurro no es solo una ilusión sino también parte de tu vida.
Aprendizaje extraño el mío, difícil de explicar por momentos todo aquello que me haría inimaginablemente feliz, aunque interesante la vía extraña e imperecedera que nos sigue guiando juntos por este nuestro camino de esperanza. Esperanza milagrosa como suelo llamarle y capaz de darnos ese pequeño momento cíclico donde seguimos entendiendo porque aun soñamos despiertos y sigue mostrándonos los mas fugaces caminos de emoción sincera y de creer que aun podemos llegar mas allá de lo que realmente debería de ser nuestro límite.
Es así que podría decirse que en cierto aspecto ilimitados somos y abarcamos en ese abanico de posibilidades el poder considerar la esperanza el capitulo anterior al milagro, es decir aquella esperanza que nos brinda alas para escapar de pantanos oscuros y poder llegar a nuevas praderas de paisajes imaginarios. La forma como llegue no importa, las ansias son las que guían esta fuerza tan distinta y poderosa, esperar a que vuelva a llegar ese momento milagrosos es lo que no me deja detenerme.
Sigo viéndome en el aire, con las alas extendidas sin miedo ni rencor y buscando encontrar el nuevo camino de dicha infinita, donde vayan conmigo y poderles enseñar los paisajes que espere, demostrarles como son esas praderas extrañas e imposibles de entender luego de tantos escollos creados por el propio vivir. Ahora sobrevuelo la pradera encantado y no hay nada mas que me aleje de ella, que me de ese placer de saber que esperarla me brindo el milagro que soñé.
La vida y sus complicaciones siguen aceptando mis esfuerzos de saber notar el momento exacto donde mi imaginación y lo aprendido me lleven a esa ansiada felicidad, aquella que nos vuelve prisioneros a casi todos del amor, la fe y la vida.
Luego pienso en porque tu mirada no entendió lo mismo que la mía y mi pregunta se repite incesante en el cuenco de mi paladar sin poder salir a flote, es exactamente allí donde me encuentro con la decisión de conversar contigo a través del tiempo que me das, sin ser notorio ni desesperado, aguardo el momento para engatusarte en cierto modo y enseñarte todo lo que aprendí con lo que lograste darme, intentar ser siempre una simple brisa que recorre su camino buscando su propia verdad. Es donde radica la dificultad de encontrar el momento para explicar lo que mis ojos vieron, aunque llevarte a mi mundo siga siendo mi consigna no lo puedo demostrar dándote un beso cada mañana o diciéndote te quiero, sino darte parte de las cosas que me hacen feliz y demostrarte que de vez en cuando mi susurro no es solo una ilusión sino también parte de tu vida.
Aprendizaje extraño el mío, difícil de explicar por momentos todo aquello que me haría inimaginablemente feliz, aunque interesante la vía extraña e imperecedera que nos sigue guiando juntos por este nuestro camino de esperanza. Esperanza milagrosa como suelo llamarle y capaz de darnos ese pequeño momento cíclico donde seguimos entendiendo porque aun soñamos despiertos y sigue mostrándonos los mas fugaces caminos de emoción sincera y de creer que aun podemos llegar mas allá de lo que realmente debería de ser nuestro límite.
Es así que podría decirse que en cierto aspecto ilimitados somos y abarcamos en ese abanico de posibilidades el poder considerar la esperanza el capitulo anterior al milagro, es decir aquella esperanza que nos brinda alas para escapar de pantanos oscuros y poder llegar a nuevas praderas de paisajes imaginarios. La forma como llegue no importa, las ansias son las que guían esta fuerza tan distinta y poderosa, esperar a que vuelva a llegar ese momento milagrosos es lo que no me deja detenerme.
Sigo viéndome en el aire, con las alas extendidas sin miedo ni rencor y buscando encontrar el nuevo camino de dicha infinita, donde vayan conmigo y poderles enseñar los paisajes que espere, demostrarles como son esas praderas extrañas e imposibles de entender luego de tantos escollos creados por el propio vivir. Ahora sobrevuelo la pradera encantado y no hay nada mas que me aleje de ella, que me de ese placer de saber que esperarla me brindo el milagro que soñé.
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