domingo, 29 de junio de 2008

El Jardín de Tréboles

Desde muy pequeño creí que las diferencias básicas entre las personas radicaban en su buena suerte. Encontré que era demasiado difícil comprenderla y ante esa dificultad decidí que la mejor idea seria intentar conseguir amuletos u objetos que atrajeran la buena suerte. Empecé hurtando herraduras a los caballos, las cuales luego de intentos infructuosos entendí que no darían resultados convincentes porque eran robadas y porque los caballos patean muy fuerte si no se le sabe quitar los herrajes correctamente. Luego fueron las patas de conejo las que me brindaron su ayuda, pero tampoco podía buscar al azar sabiendo que la suerte vendría a mí gracias a la muerte de este pobre animal.
Gracias a ello llegue a comprender que la mejor decisión seria conseguir tréboles. Estos felizmente crecen en cualquier lado, algunas veces se encuentran por millones y otras en pequeñas porciones de tierra donde se acumulan haciendo que el lugar quede empapado de su pálido verde. . Buscaba tréboles en cualquier jardín y cerca a las plantas. Lograr hacerlo con calma y paciencia fue una tarea difícil pero mi esfuerzo se vio recompensado al encontrar uno de 5 hojas. Bañado de algarabía solo podía engancharme a la idea de que todo empezaría a cambiar de pronto.
Y así ocurrió. Cada meta que me trazaba iba desarrollándose como lo esperaba y las cosas que no podía lograr las luchaba hasta el cansancio. Así fue que empecé a mejorar mi vida creando mi propio universo de azar y voluntad que se retroalimentaban.
Hasta que un día y debido a los acontecimientos de bonanza que iban ocurriendo, me pregunte ¿porque me conformo con un trébol de 5 hojas que me da buena suerte? ¿Porque no puedo tener un jardín de tréboles en donde pueda encontrarlos por doquier? ¿Quien podría vencerme con tamaño imán del buen azar? Es así que decidí ir en su búsqueda, este era un místico paraje creado por el simple gusto de encontrar en el azar una respuesta para los secretos que jamás podremos respondernos. Deje todo de lado y fui en búsqueda de aquel paraíso de suerte al que esperaba encontraren algún lugar del planeta. Necesitaba que no existiese solo en mi imaginación.
Camine durante días, meses y años hasta que en el rincón mas desolado de un desierto desconocido conseguí encontrar un espacio lleno de esperanzas verdes de 3 hojas en su mayoría, los tréboles estaban por todos lados a pesar que todo alrededor era un desierto. A mi no me interesaban aquellos amuletos conocidos [tréboles comunes], necesitaba algo distinto y es por eso que había venido hasta aquí, iba a gastar todo mi tiempo buscando el mítico trébol de sietes hojas. Tal vez podría demorar años intentándolo, hasta puede ser que sea imposible conseguirlo pero si existe este amuleto perfecto nadie ni nada podría vencerme. Recién en ese momento entenderé si vale tanto la pena no perder jamás y si es verdad que al vencer siempre me aburra de hacerlo y vuelva a ser un perdedor que esta en la búsqueda esporádica de suerte y la algarabía indescriptible que brinda triunfar luego de solo haber sabido perder.

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