domingo, 6 de julio de 2008

Recuerdos Imborrables

Hace no mucho caminando por una calle transitada encontré entre el mar de gente, una mujer de ensueño. Sus movimientos eran tan suaves y agiles como las mismas hojas cuando el viento las sopla levemente, su mirada calida, paciente y esperanzadora y su la forma como irradiaba dulzura hicieron que se encienda en mi la imperiosa necesidad de conocerla.
Cuando estuve cerca, le encontré demasiada similitud con alguien que había tenido la oportunidad de gozar en el pasado pero preferí seguir hablándole y aprovechar el tiempo junto a ella al máximo en vez de decirle que había alguien a quien se parecía y que había robado parte de su invidualidad, que existía alguien que había tomado sus manías, modos de hablar, mirada y sonrisa en otro lugar del mundo. Algunas veces es mejor callar cuando la conciencia así lo dicta.
Era de día y bajo un árbol de avellanos la discusión transcurrió muy tranquila. Los temas que tienen dos personas que recién se conocen siempre son tan limitados que es imposible, solo algunas veces, lograr mantenerla por más largo rato sobre todo si cada vez que el silencio nos detenía, pensaba en hablarle sobre su asombroso parecido a aquella persona que me ayudo a olvidar la tristeza en el pasado. Estábamos de pie en el mismo lugar a pesar de las horas transcurridas mientras veíamos las luces de la ciudad prenderse ante la caída del sol. Nuevamente el silencio nos hizo presas de la incomodidad y la impaciencia de acabar con el silencio finalmente hizo brotar lo que hace un momento no quería decir, algunas veces no sabemos callarnos por miedo a que los vacios nos derrumben. Me recordaba a alguien del pasado, alguien que me dio felicidad extrema y que me hubiese gustado conocer un poco más y ahora el universo había confluido para darme una revancha, no eran la misma persona pero algunos sabemos engañar a la realidad para crear la que nos haga feliz.
Solo fue capaz de mirarme mientras le explicaba el parecido con la mujer de mi pasado, su mirada iba apagándose como diciéndome "basta que también me perderás a mí" y sin darme cuenta desapareció nuevamente de mi vida.
Cuando tenia el cambio lo perdí, cuando logre comprender la diferencia entre ambas era demasiado tarde, la gran verdad era que quería seguir viviendo del pasado un nuevo presente que jamás acabe, confundido aun por mis recuerdos imborrables.

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