domingo, 11 de mayo de 2008

La Ultima Cucharada

La luz deslumbrante del alba y el hambre me hicieron despertar tan temprano que no lograba hilar ideas con inteligencia, como es usual a esas horas. No había claridad en ninguno de mis pensamientos, el hambre situaba a mi razón fuera de la normalidad.
Las ganas de saciar mi apetito voraz y mis sentidos animales escondidos coaccionaron a mi otro yo a empezar la búsqueda por saciarse. Salí a la calle, tal como estaba, y empecé a buscar un lugar abierto en el que comer, la saliva fluía por mi boca cada vez en mayor cantidad, sobre todo cuando algún olor suculento transitaba por mi nariz acuciosa y necesitada de olores nuevos.
Decidí sentarme en el primer lugar que vi abierto un desayuno de reyes me esperaba. Antes de haber empezado a comer y sin darme cuenta, había terminado. Es raro pero no se porque en el primer bocado ya pensaba en el cigarrillo que estaba por fumar al acabar, como empezar a tenerle placer a algo y antes de conocerlo, cambiarlo por otro. Una cucharada tras otra entraban en mi boca repetidamente y sin sentido las engullía como si para mis dientes no existiese la función de masticar y para mi boca la de saborear. Es un placer poder vencer al hambre en situaciones como esta, las ganas de disfrutar algo que realmente se necesita es una bendición, aunque gracias a la velocidad con la que comí no fui capaz de recordar el sabor bendito de aquel potaje que ahora se encuentra en mi estomago.
Justo antes de terminar la última cucharada, y al notar que aun tenia hambre, reconocí que era imposible comprender porque me atragante de comida antes de saborearla como era debido. No podía ser posible que estuviese acabando y que no haya logrado saborearlo porque mi lado animal solo me permitió enfrentar mi hambre tragando en lugar de disfrutar. Ahora las ansias por comer continúan y me pregunto si podre lograr disfrutar cada bocado como la última cucharada antes de estar satisfecho. Aunque creo que aun eso es improbable gracias a mi extraña forma de saciar mis ansias, rápido y descontrolado, como si jamás fuesen a acabar.

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