Existen millones de formas de encarar la vida, la mas usada se basa en construir un futuro próximo, tener un buen trabajo, reproducirse por la necesidad de crear y vivir de monotonía. Algunas secundarias radican en reconocer la capacidad de ser pacientes intentando encontrar algo mejor para avanzar por la vida sin tener que entregar todo en el momento, sino disipándolo y así no dejar de aprender o para ser capaz de encontrar la inteligencia que nos brinda la capacidad de dar felicidad, pero al parecer así no se logra nada debido a que no somos capaces de reconocer nuestras necesidades inmediatas ni darnos cuenta de nuestra naturaleza mágica.
Esos caminos que la mayoría toma, son caminos que necesitan ser recorridos por voluntades externas, es decir, no se nos permite decidir porque todo el pasado, familia, entorno y conocimiento influyen en nuestra próxima decisión. Entonces es cuando ocurren hechos que no podemos predecir porque nos cegamos creyendo que el tiempo no influye en nosotros y seguimos prendidos a temas usuales como ¿quien podar salvarme de la soledad?.
La soledad es preciosa, injusta y cíclica, porque necesitamos escapar de ella y cuando lo hacemos, llega un momento donde la añoramos y decidimos buscarla nuevamente. Nos enclaustra en un circulo vicioso del que parece jamás lograremos escapar. Es porque no solemos intentarlo, preferimos hacer lo fácil a lo difícil y así seguir con la rutina del crecimiento.
Al darme cuenta de esto decidí tratar de crear nuevos laberintos personales para escapar de la regularidad, usar el tiempo como beneficiario de mi crecimiento para lograr ser tranquilidad y felicidad pura. Siempre es difícil hacerlo pero cuando me miro al espejo y pregunto ¿y si lo logro? La respuesta inmediata es seremos recompensados.
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